Bajo la Obscuridad del Jardín.

Era medianoche y no lograba conciliar el sueño, decidí distraer mi mente en lugar de tratar de dormir cuando sabía que eso iba a ser imposible.

El jardín de los departamentos donde vivía era medianamente amplio y la obscuridad completa. La brisa nocturna rozaba toda mi piel y  provocaba deliciosos temblores en mi cuerpo; sonreí para mis adentros, el frío era una señal de que mi soledad me acompañaba.

Me acosté justo a la mitad del jardín donde el pasto había crecido sin control, se sentía como una mullida cama de plumas con un ligero olor a frescura, noche y nostalgia.

Dirigí mi mirada al cielo, podía observar las estrellas, la luna y sus misterios; era placentero el simple hecho de estar ahí.

Encendí un cigarrillo, lo disfrute como si fuera el primero, como si fuera algo prohibido que nunca antes había hecho.

Trataba de pensar en muchas cosas al mismo tiempo: los secretos de la luna, la esperanza de las estrellas por conocer esos secretos, la tristeza del cielo; todo para evitar pensar en mi propia soledad, en lo nostálgico de mi vida, en la amargura de mi corazón y la melancolía de mis recuerdos.

¿Qué hacer cuando sientes que tu vida es?.. Bueno, ni siquiera sé que significa para mi.

Un agradable y tenue olor a tierra mojada empezó a rodearme... Una gota de lluvia detuvo su camino en mi brazo, le siguió otra, y luego tres más hasta que empezó a llover con más fuerza.

Sabía que debí salir de ahí, pero no quería... La lluvia lavaba mis pecados, mis memorias y mis tristezas.

Quería fusionarme con el pasto, con el agua, con la tierra... Quería cambiar... Quería una nueva vida...

Ahí... Bajo la obscuridad del jardín, bajo la incansable lluvia, bajo la mirada curiosa de la luna y las estrellas lloré.

Lloré y seguí llorando hasta que mis ojos se secaron y no hubo más por que llorar.




Por: Jimena Mena.   ;)
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