Ilegal
Se acercó a mi desde atrás, las lágrimas caían libremente por mi rostro, sin embargo, no hizo ningún movimiento para secarlas... Entendía que no debía secarlas... Sabía perfectamente que desde que cayó la primera lágrima era por culpa de él. Sus manos se depositaron en mi cabello y comenzaron a recorrerlo con delicadeza, precisión y ternura... La sensación de sus dedos sobre mi cabello era tranquilizante y cálida, como todas las veces que me abrazaba y consolaba cuando más lo necesitaba... Podía sentir la suavidad de sus manos sobre mis mejillas húmedas cuando las rozaba accidentalmente... Su cuerpo se acerco al mío muy lentamente y giró la silla para que pudiera verlo a los ojos... El dolor, la tristeza y la duda inundaban su rostro... Percibía todos mis sentimientos, podía verlos fluir a través de mis lágrimas... Moría por sentir nuevamente sus brazos rodeando mi cuerpo, por sentir su calor... Necesitaba sus labios, sus sonrisas casuales y sus miradas curiosas llenas